Es difícil hacer un recorrido pormenorizado para detallar ese Festival Coral del Atlántico que ayer se clausuró en Isla Cristina, pero es fácil expresar una conclusión con una sola palabra que refleje la impresión general que ha producido: magnífico. Ese es el resumen. Magnífico.
En la noche de la apertura la primera Edil isleña destacó “la solidez de un Festival que hoy cumple treinta años” y decía “parece que fue ayer cuando una incipiente Coral Polifónica de Isla Cristina, con gente muy joven en sus filas decidía, junto con el Ayuntamiento, poner en marcha un Festival Coral y ya han pasado treinta años”.
El viernes 14, ese primer día, la actuación de la Coral Polifónica de Tomares y la Coral Polifónica Isla Cristina, puede considerarse como de un auténtico espectáculo coral ya que ambas dirigidas por Vicente Sanchís y Virginia Peña, pusieron sobre los escalones del presbiterio y bajo la bóveda del templo, un conjunto de voces de altísimo nivel.
Las dos corales interpretaron conjuntamente varias canciones. El Credo, de Sanchís; Un fado “Oh gente de minha terra”, de Machado, “Guadalajara” de México, “Brasil” de Barroso.
Dio comienzo Pomares con un repertorio donde se mezclaron estilos que agradaron al público asistente, destacando la canción de León y Quiroga, “Dime que me quieres”, magníficamente interpretada por una de las componentes de la coral de Tomares Simpática y juguetona la titulada “Teorema de Thales”, de Les Luthiers, “Los miserables”, de Claude M- Schönberg o “Contrapunto Bestiale”, de A. Banchieri”.
La Coral Polifónica Isla Cristina en la segunda parte, obviamente copó toda la atención del público, que un año más, volvió a llenar por completo el templo de Los Dolores. Vicente Sanchís conocedor de la sensibilidad y gustos de Isla Cristina, se volcó en capturar canciones que fueron un hito en nuestro Festival de todos los tiempos.
Tal ocurrió con la canción colombiana “Carbón”, que nos llevó de inmediato el recuerdo de Jesús Martín Biedma. “Memorias de una vieja canción”, que Luis Cueto elevó al cielo sus dedos recordando a Horacio Noguera, acompañado en el estribillo por Manuel Rodríguez, “Dios, como te amo” de Doménico Moduño, que Virginia Peña bordó con su prodigiosa voz. W. Ríos, prestó su voz interpretando la preciosa canción “Nana”, poniendo su gusto exquisito.
Del mismo modo Vicente introdujo como lo hiciera en el teatro, la coral, con la canción “Eres mi mar en la vida”.
En fin un repertorio al gusto de todos los isleños, que disfrutaron con la música coral.
La noche nos trajo varios momentos de intensa emoción. Vicente hizo entrega de la batuta, de manera definitiva, a su alumna predilecta y compañera de dirección Virginia Peña, que se resistía a tal gesto. Antes de este momento Virginia hizo una altísima valoración de Vicente, al que dijo, entre otras cosas, que a él se debía todo el bagaje musical, desde la coral a la propiamente orquestal, llevada a cabo en Isla Cristina. Pepa Mirabent, impuso una insignia de oro a Vicente, recuerdo de la primitiva coral.
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VICENTE es un genio.Pero no solo como músico sino como persona.Se lo dice su parvulito travieso de la Coral de Tomares que tantas cefaleas le produce