Isla Cristina se prepara para recibir a los “miles de turistas” que disfrutarán durante la época estival de sus doce kilómetros de litoral, que acogen doce playas diferenciadas, las cuales se jalonan desde Punta del Caimán hasta Islantilla, cada una con su carácter, servicios y público según orografía, accesibilidad y oferta complementaria, “pero siempre con las máximas exigencias de calidad”.
Así lo ha indicado el Consistorio isleño en un comunicado, en el que subraya que una de las primeras playas que encuentra el visitante es Punta del Caimán e Isla de la Gaviota. Ambas son consideradas urbanas, ya que se accede directamente desde la Avenida Gran Vía y Federico Silva Muñoz, apenas a 300 metros del centro de la localidad. Dispone de plazas de aparcamiento y varios accesos, tanto por pasarela de madera como desde el Paseo Litoral, contando con ducha, lavapiés y aseos. Desde antaño ha tenido un carácter familiar debido a las pocas corrientes, ya que se encuentra protegida por un banco de arena que, de forma natural, se fue consolidando y que a la postre ha sido denominado como Isla de la Gaviota por el masivo anidamiento de esta especie durante el invierno. A esta lengua de arena se puede acceder a pie o más cómodamente por una pasarela de madera, cortada al paso desde hace ya dos veranos por distintos problemas en su estructura.
A continuación se presenta la playa Parque Litoral. Con un paseo construido de antiguas traviesas de una vía férrea, esta zona de baño es más tranquila y de las pocas vírgenes que quedan. El usuario que opta por esta zona de baño lo hace por su aislamiento, poca aglomeración y gran vegetación, propia de este entorno. Su longitud alcanza el kilómetro y medio y una anchura en bajamar de unos 150 metros. Su acceso también es cómodo, bien a través de los entrantes de pasarelas que discurren desde la avenida de Los Marineros o por el propio Paseo Litoral antes descrito.
Le sigue la playa Santana. Es una de las más familiares desde antaño, por estar retirada de la Central, más dinámica y bulliciosa. En apenas 500 metros de longitud y sus 120 de anchura, era el escenario natural donde las familias instalaban sus toldos y casetas y pasaban el día junto a uno de los primeros chiringuitos isleños que constantemente vociferaban sardinas asadas. Ahora, con amplios aparcamientos y nuevo asfaltado del Camino de Las Dunas, es de fácil acceso a través de pasarelas o del Paseo Marítimo que enlaza con el de madera proveniente de las playas de poniente. La llegada hasta la playa también se puede realizar a través del pinar, el cual alberga una de las últimas colonias de camaleones de Europa. Cuenta con duchas, lavapiés, aseos, chiringuito y ofertas complementarias privada de ocio y diversión.
La playa Central es la más visitada de la localidad, y por lo tanto, la más equipada. Desde aquí parte la Ruta del Camaleón, a través de un sendero de 2,5 kilómetros que discurre paralelo al cordón dunar, de un gran valor ecológico por la diversidad de flora y fauna autóctona. Esta playa es el centro neurálgico de todas y donde se ubican los puestos de control de Protección Civil y Policía Local, biblioteca, punto de información turística, restaurantes, bares, heladerías y kioscos. Cuenta con una amplia zona de aparcamientos, acceso para discapacitados, varias pasarelas hasta la orilla, duchas individuales cerradas o al aire libre, con lavapiés. También cuenta con servicio de hamacas y sombrillas, escuela de vela, motos acuáticas o hidropedales, así como otros servicios de ocio, lo que la hace idónea para espectáculos veraniegos, como las Hogueras de San Juan o eventos deportivos y de promoción de productos comerciales. Desde la década de los 60 y 70, incluso hasta principio de los 80, eran características las casetas de madera adosadas y pintadas en vivos colores.
Le sigue la playa recientemente denominada del Camping, por encontrarse frente a esta instalación naturista de primera categoría. Como el resto de las playas, bordeada por el cordón dunar y pinares protegidos, cuenta con acceso directo, bien desde la carretera, a través de las playas colindantes o del Sendero Litoral que comienza en la Central. Principalmente es utilizada por los usuarios del camping, tranquila y nada bulliciosa, presentando poca masificación.
A partir de la playa Del Hoyo, todas cuentan con áreas de descanso, muy utilizadas también en la época invernal. Se idearon para proteger los pinares del paso de vehículos a motor, por lo que se acotaron hacia el pinar sus amplios aparcamientos, se instalaron mesas y sillas e incluso, en algunas, juegos infantiles, barbacoas y agua potable. A través de estas áreas se accede a la playa por amplias pasarelas de madera que, previamente, dan acceso a los chiringuitos que salpican todo el litoral isleño. Se accede directamente desde la carretera que une Isla Cristina e Islantilla o, de forma peatonal, a través de la Ruta del Camaleón, que arranca desde la Central. Tiene aproximadamente 600 metros de longitud y unos 90 de anchura y cuenta con aseos, duchas y lavapiés.
La siguiente playa es conocida como Casita Azul, llamada así por la característica construcción pintada de añil y blanco que recibe al visitante. Fue la antigua vivienda del guarda forestal, recuperada por el ayuntamiento y que, tras una remodelación, fue reconvertida en la nueva sede de la Concejalía de Medio Ambiente. Recientemente ha vuelto a ser remozada y ahora alberga un Centro de Interpretación de Isla Cristina, donde se explica a escolares, turistas e isleños en general, el pasado, presente y futuro de la localidad. Como las anteriores, cuenta con una amplia área con bancos y mesas, juegos infantiles y agua potable. El tradicional chiringuito es el preludio de sus 1.300 metros de longitud y casi 100 de anchura, con aseos, duchas y lavapiés. Hasta aquí es donde llega el Sendero Peatonal y Ruta del Camaleón, aunque pronto dará comienzo la continuidad del mismo hasta Urbasur, gracias a un nuevo proyecto, ya presupuestado y con partida económica aprobada.
La playa de Icona, nombre que adopta del antiguo organismo responsable de gestionar su pinar, está rodeada de un gran eucaliptal. Al igual que la del Parque Litoral, es otra de las playas vírgenes de la costa isleña. Su grado de ocupación es bajo y cuenta con aparcamientos, chiringuito, ducha, aseos y lavapiés, en sus 550 metros de longitud y 90 de anchura.
La que le sigue es la playa Cruce de La Redondela, llamada así por estar frente a esta Entidad Local Autónoma. Nada más acceder a su área de aparcamiento aparece, entre pinos, la Ermita erigida en honor a la Virgen de La Esperanza, donde cada mes de Junio se celebra su ancestral romería. Cuenta también con chiringuito, aseos, duchas y lavapiés en los 1.220 metros de longitud y 80 de anchura.
Casi para finalizar, está la playa Del Membrillo. De poca masificación, cuenta con amplios aparcamientos entre pinares y eucaliptos, chiringuito con aseos, ducha y lavapiés. Es una zona tranquila de apenas 1 kilómetro y 90 metros de anchura, muy usada por familias y visitantes debido a la proximidad de zonas residenciales.
La penúltima de las playas isleñas es la de Urbasur, zona residencial de la década de los sesenta. Aquí comienza otro Paseo Marítimo que enlaza con el enclave turístico de Islantilla y éste, a su vez, con el de La Antilla. Al ser una zona urbana, cuenta con varios restaurantes, bares y locales de ocio nocturno. Su playa, con chiringuito a pie de playa, está muy cuidada y se presenta con varios accesos de madera, aseos públicos, duchas y lavapiés. Una vez en la arena, los usuarios cuentan con algo más de 1 kilómetro de longitud y casi 100 de anchura.
Para terminar, la playa de Islantilla. Este enclave turístico, ideado en la década de los 80, fue motor económico y turístico de la comarca desde su nacimiento. Compartido con Lepe, Islantilla alberga segundas residencias y varios hoteles, golf de 36 hoyos, centros comerciales y un sin fin de ofertas de ocio como cines, bares y pubs. Cuenta con todas las certificaciones de calidad posibles, Escuela de Hostelería, Centro de Formación Ocupacional y gestión propia desde la Mancomunidad, ubicada en pleno centro del complejo. Su playa es espectacular, bordeada de un amplio y cómodo Paseo Martímo y pasarelas de acceso a la playa que ocupa unos 4 kilómetros de longitud y 100 de anchura. El turismo que alberga es predominantemente nacional, aunque gracias a su campo de golf, se reciben anualmente miles de turistas centro europeos.
Y desde este año, todas y cada una de las playas isleñas están interconectadas a través de un sistema inalámbrico y autógeno de megafonía, desde donde se informa a todos bañistas sobre la apertura y cierre de la playa, el estado del oleaje o información turística, y todo esto en tres idiomas, español, francés e inglés.
Por todo ello, Isla Cristina se posiciona como uno de los lugares más atractivos donde pasar temporadas vacacionales, dentro del panorama provincial, con diferentes ofertas de ocio y turismo activo, tan diversas como senderismo, pesca y paseos en barco, diversión nocturna o fiestas que mantienen las tradiciones más genuinas, apenas a una hora de cualquiera de los destinos más pintorescos de la provincia.
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