Me ha parecido conveniente, queridos amigos de Isla Cristina, que en este mes que la Iglesia Católica dedica al Rosario de Ntr. Sra., recordemos aquellas promesas que hiciera la Stma. Virgen en sus apariciones de Fátima, en el año 1.917. Copio literalmente de unas publicaciones de los Misioneros del Corazón de Jesús y de la asociación “Salvadme, Reina de Fátima”, lo siguiente:
“La Stma. Virgen en sus apariciones de Fátima pidió a la vidente Lucía la Comunión Reparadora en los primeros sábados de mes, prometiendo a cuantos lo hiciesen asistirles en la hora de su muerte con las gracias necesarias para su salvación. Para merecer este don incomparable del Corazón de María es preciso: 1º) La Confesión; 2º) Recibir la sagrada Comunión los primeros sábados de mes durante cinco meses consecutivos: 3º) Rezar una parte del Rosario. 4º) Hacer compañía a la Stma. Virgen durante 15 minutos meditando los misterios del Rosario, con el fin de ofrecerle reparación.” Durante su tercera aparición el día 13 de Julio de 1.917, la Stma. Virgen anunció que vendría para pedir la Comunión Reparadora de los primeros sábados.
Años más tarde, el 10 de Noviembre de 1.925, cuando sor Lucía se encontraba en el convento de las Hermanas Doroteas de Pontevedra, se le apareció de nuevo. A su lado estaba el Niño Jesús sobre una luminosa nube, y la Virgen le dijo: “Mira, hijo mío, mi corazón rodeado de las espinas que los hombres ingratos me clavan todo el tiempo con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y diles a todos que a los que el primer sábado de cinco meses consecutivos:
– se confiesen
– reciban la Sagrada Comunión
– recen el Rosario
– me hagan compañía durante 15 minutos meditando los 15 misterios del Rosario y con el fin de ofrecerme reparación… prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas”.
El 15 de Febrero de 1.926 el Niño Jesús se apareció nuevamente a Sor Lucía inquiriéndole si ya había difundido la devoción a su santísima madre. Ella respondió que algunas personas tenían dificultades para confesarse los sábados y le pidió que autorizara la confesión en el periodo de 8 días. El Niño Jesús le dijo: “Sí, pueden ser aún muchos más, siempre que cuando me reciban estén en gracia y tengan la intención de ofrecer una reparación al Inmaculado Corazón de María”.
EL PORQUÉ DE CINCO SÁBADOS.-
Esta pregunta que muchos se han planteado, también la hizo sor Lucía a Jesús, que le explicó detalladamente punto por punto: “Hija mía, el motivo es sencillo: hay cinco clases de ofensas y blasfemias que se cometen contra el Inmaculado Corazón de María: 1) Las blasfemias contra la Inmaculada Concepción (La Virgen fue concebida sin pecado original). 2) Contra su virginidad (María Santísima fue virgen antes, durante y después del parto). 3) Contra su Maternidad divina, negando al mismo tiempo reconocerla como madre de los hombres. 4) Los que buscan públicamente infundir en los corazones de los niños la indiferencia, el desprecio y, más aún, el odio contra nuestra madre Inmaculada. Y 5) Los que la ultrajan directamente en sus sagradas imágenes”. (Tomado de las memorias y cartas de Sor Lucía, Oporto 1973).
En esta época, cuando se apareció la Santísima Virgen, aún no existían los misterios Luminosos, pues fueron añadidos en el año 2002 por San Juan Pablo II. (Todos los papas, desde las apariciones de Fátima, han recomendado esta devoción, a fin de honrar y desagraviar al Inmaculado Corazón de María y también para la salvación de las almas).
He aquí, queridos isleños, todo lo relacionado con los 5 primeros sábados de mes en honor de la Santísima Virgen, y que he tratado de transcribir literal y amorosamente. Es una delicia para el alma. Y ahora permitidme que termine con uno de mis sencillos y pobres versos a la Santísima virgen.
A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL ROSARIO
Iba el corazón cansado
por las sendas de la vida
cuando se encontró tu amor
entre la paz y la brisa.
Y el corazón descansó
entre tu paz y sonrisa.
Iba el corazón buscando
del mundo glorias mentidas,
cuando se encontró tu amor
que otras glorias le traía.
Y el corazón se hizo amor
sin frontera ni medida.
Iba el corazón cantando
un sinfín de avemarías,
cuando se encontró tu amor
como un rosal que se abría.
Y el corazón se hizo rosal,
Rosario, Evangelio, Vida.
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