El miércoles 18 pasado, iniciaba la iglesia católica su tradicional cuaresma, que durará hasta el domingo de Pascua de Resurrección. Iniciándose con la Santa Misa donde se imponía la ceniza procedente de las palmas del domingo de Ramos. En la Eucaristía celebrada en la Iglesia de Nuestra Señora del Mar, así como en la parroquia de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, la señal de la cruz sobre la frente era llevada a cabo por los presbíteros celebrantes, con numerosa asistencia de fieles.
Son cuarentas días en los que, siguiendo el Evangelio de Jesús, la iglesia peregrina, hace un esfuerzo por seguir al Señor, desde los dictados de la oración, la penitencia y la limosna o caridad. Postulados que son luz y guía de un verdadero cristiano.
La oración como medio de comunicación con Dios; si no hablamos con Dios, no podremos escucharlo, por tanto no sabremos detectar su mensaje. Mensaje que siempre es Camino, Verdad y Vida. Es palabra de Dios que nos señala la senda a seguir; es verdad, porque ilumina y no confunde; y es vida, porque teniéndole a Él poseemos al Dios Creador, verdadera vida
Siempre se ha propagado que la cuaresma es un tiempo oscurantista, de tristeza y rigor. Y esto puede ser así para quien se sienta forzado a vivirla. Pero el mismo Jesús nos dice cómo hemos de orar, cómo ayunar y cómo hacer limosna. (Mateo 6. 1.3-4 y 6.16-18). Orar, en lo escondido de tu corazón; ayunar, sin que nadie lo perciba; y limosna, sin que tu mano sepa lo que hace la otra.
Pasó el carnaval como una ventisca de aire fresco, de colorido y de olor a sardina quemada. Sin perder la sonrisa, echemos mano al libro santo de Dios, el Evangelio, y busquemos en él lo que el mundo nos niega.
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