La hermandad filial del Rocío de Isla Cristina, inició en la mañana de este lunes el camino hacia la aldea de Almonte, adonde tiene previsto su llegada en la tarde del viernes 22.
Tras la Misa, cuasi de alba, celebrada por el párroco Carlos Javier Rodríguez Parra, ante un nutrido grupo de devotos, justo delante de la casa hermandad en la Plaza de San Francisco, partían con la carreta del simpecado, dirección al puerto isleño; tradicional primera visita para rendir homenaje a los marineros fallecidos en el mar, en cuya ría Carreras se arroja un ramo de flores. Después se dirigen al cuartel de la G.C., donde la benemérita, hace su ofrenda floral en homenaje a la Virgen del Rocío.
La Parroquia de Los Dolores es la siguiente parada antes de dirigirse hasta la avenida del Carnaval, donde comienza, propiamente dicho, el camino peregrino de Isla Cristina hasta la aldea almonteña; y donde todas las carretas, charres y caballistas se unen a la comitiva, camino ya de los distintos lugares que jalonan esta preciosa aventura, mezcla de fervor y de convivencia que hacen de esta fiesta religiosa y un tanto popular, el más bello espectáculo del mundo. Colorido, música, paisaje y el alegre sonar de las copas brindando al cielo, con el sabor de un rosario en torno al simpecado, a la luz de las carretas, componen la bella sinfonía que el pueblo andaluz abre al mundo entero para que fijen allí durante unos días su residencia, entre marismas y pinos y entre jaras y aves que posan sus cuerpos sobre el agua pintando el mejor y más rotundo cuadro colorista y realista jamás llevado a cabo.
Sí, el Rocío es eso y más todavía. Solo hay que vivirlo, paladearlo y gustarlo. El rocío como Santuario Mariano del mundo, posee todo lo que ofrece el mundo que lo habita, y donde cada uno se encuentra a sí mismo. Lugar para el descanso, cundo se puede, pues dice la copla que “las noches del Rocío no se han hecho para dormir”. Pero hasta el cansancio se agradece. Porque lo demás, lo compensa todo. Quien oración, tiene a la Blanca Paloma en quien beber cuanto ansíe. Quien fiesta, no le faltará. Y quien amistad, la que quiera. Pues el rocío se desparrama para todos.
La festividad de Nuestra Señora del Rocío de Pentecostés, tiene lugar el domingo 24, para prolongarse todo el lunes. Entre una multitudinaria procesión, que da comienzo alrededor de las tres de la madrugada y que tiene su final con el regreso de la Blanca Paloma a su templo, sobre la una y treinta del medio día.
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