Así se titulaba y recogía la propia entrada para acceder al recinto ferial “El Carmen” en la noche mágica del viernes 5 del presente mes.
Y no podemos definir de otra manera, que de grandioso el espectáculo que ofrecieron los gaditanos sobre el tablado improvisado, delante del que posee el recinto ferial, con las cinco agrupaciones, incluido el cuarteto.
Frente al mismo se situaron los fieles a ese fenómeno de masas que recorre todo la autonomía andaluza, y parte de otras. Era y es una religión a la que los gaditanos ponían música y letra, los de la “Pepa”. Sobre las tablas del “Falla” en Isla Cristina, fue una explosión de arte elevado a la máxima potencia. No escatimaron nada de la ciencia que poseen los de la “Tacita de Plata”. El esfuerzo quedó patente; y de él, sus fans, venidos de todos los rincones, de todos los pueblos y ciudades, se empaparon y transmitieron con sus coreadas canciones, memorizadas desde que vieron la luz primera, que estaban allí presentes para reforzar su creencia, para añadir a sus cimientos, la grandeza de unos artistas que consagran sus vidas al legado de grandes creadores. Ellos siguen creando, mamando de unas ubres que no tienen fin, las de Antonio Martínez Ares, las de Juan Carlos Aragón, y otros. Que no son sino ellos mismos que bebiendo del mismo venero, elevan a la últimacategoría, ese saber y hacer de la música ese camino que se hace al andar: carnavaleando.
La noche fue mágica por los cuatro costados. Era como una inmensa plaza de toros donde el clamor era el eco que despedían y provocaban las cuadrillas de cinco grandes de la copla. Comparsas, chirigotas y cuarteto, hicieron brotar los olés, entre palmas y gritos llamando a cada uno por su nombre.
“Los guayaberas”, “La vida es bella”, “El niño Jesús que tenía tu mare encima de la mesita de noche”, “Los chatarras”, y un cuarteto llamado “Cuento de tronos”, rompían la isleña noche carnavalesca, como solo los saben hacer estos gaditanos increíbles; que alguno de ellos rindieron honor a esta ciudad de Isla Cristina, en sus sentimientos, y la nombraron saludándola. No se podía pedir menos que hacer honor a este pueblo, ya ciudad, que tanto sabe y ha hecho por el carnaval desde todos los tiempos.
No faltaron los chistes que parecen que manan de sus sentires, guasones. E incluso, aunque algunas letras parecieran irreverentes, sí estaban escritas y cantadas desde unos sentimientos abiertamente solidarios con los más necesitados.
Isla Cristina y su recinto ferial se convirtieron en un Falla, amparados por un sonido impecable, que los mimos protagonistas de la noche, elogiaron yconsiderándolo como mejor aún que el de su catedral, su Falla, se transformó en una mágica caracola de la misma sal que la de su Caleta.
Noche para los sabios del poema, que hilan sobre las cinco cuerdas, las mejores canciones que puedan producirse a la orilla del mismo mar atlántico que sopla salitre sobre sus olas. Queremos añadir que quizá el eco de Cádiz, suene mejor en nuestra Isla Cristina que en ningún otro lugar.
Enhorabuena, y muchas gracias por cuanto nos transmitieron del carnaval del teatro y de la calle. Gracias de nuevo, gaditanos.
Sé el primero en comentar en «“El Falla en Isla Cristina”»