Isla Cristina, un pueblo enmarcado en un Paraje Natural de incalculable valor medioambiental

Isla Cristina se sitúa en un enclave natural privilegiado, y no solo porque disponga de espacios naturales de gran valor ecológico, como otras poblaciones, sino porque todo el término se encuentra inmerso en ese entorno natural protegido.

Este hecho, por un lado, la pone en valor desde el punto de vista medioambiental, turístico y de patrimonio natural, por otro, le coarta en su crecimiento y dificulta cualquier acción sobre sus infraestructuras, al estar rodeada de marismas y del mar, por el sur. Positivo para algunos y negativo para otros, la cuestión es que Isla Cristina es un pueblo dentro de un entorno natural envidiable.

En sus 55 kilómetros cuadrados, la localidad cuenta entorno a los 22.000 habitantes repartidos entre el núcleo principal, la Entidad Local Autónoma de La Redondela, la barriada de Pozo del Camino (compartida con Ayamonte), Urbasur e Islantilla (con Lepe).

Rodeada por marismas, y al sur por el Océano Atlántico, el municipio vende a los turistas una situación geográfica muy atractiva, herencia de la remodelación de su costa a causa del terremoto, y posterior maremoto, de 1755.

Bajo la denominación Marismas de Isla Cristina, que acoge casi 800 hectáreas, este inmenso paraje es de fácil acceso a pie, bicicleta, a caballo y kayak, señalizándose los diferentes recorridos que parten desde un mismo punto, la antigua vía férrea que unía Huelva con Ayamonte, posteriormente transformada en la Vía Verde Litoral y actualmente Sendero Medioambiental, bajo la jurisdicción de cada municipio.

Antes de llegar hasta aquí, el visitante podrá observar, a ambos lados de la A-5150, carretera de acceso a Isla Cristina desde la nacional o autopista, las diferentes salinas que posee el término. A través de un cómodo paseo de madera, con un mirador de la puesta de sol, se extienden varias explotaciones de salinas que, de forma tradicional, extraen el producto para después comercializarlos para diferentes usos. Más recientemente, en 1995, se crea una empresa que, aun manteniendo los mismos sistemas ancestrales de extracción, distribuye varios tipos del cloruro sódico, siendo conocida por su Flor de Sal, escamas que se generan en la primera capa tras la condensación del agua salada.

Junto a la antigua Vía Verde Litoral se encuentra un Mirador de Aves, con zona de aparcamiento y señalizado desde la carretera. A través de códigos QR se pueden consultar la flora y fauna de la zona, como cigüeñas, flamencos o espátulas, y así hasta una veintena de especies. En el apartado de flora, abundan los pinos piñoneros o la sabina negra, un arbusto endémico que solo está presente en Huelva y Cádiz.

A partir de aquí, a libre elección del visitante, se puede dirigir hacia el Oeste, donde se divisa Ayamonte, al que se accede, bien por la anteriormente citada Vía Verde Litoral o por el conocido Camino de Las Tinajitas y cuyo recorrido se inicia a partir de un antiguo Molino Mareal, en el que se molían los cereales para obtener la harina y descrito por paneles informativos a su puerta. Desde aquí, por el camino y dirigiendo la mirada hacia la izquierda, el gran entramado de esteros, y a la derecha, amplias plantaciones de naranjos y las garitas que la Guardia Civil usaba para el control del contrabando desde Portugal y que llegan hasta el mismo Río Guadiana.

Hacia el Este, la Entidad Local Autónoma de La Redondela, donde antes de llegar se puede visitar un palomar del siglo XVIII, único en Europa, que en sus mejores tiempos llegó a albergar unas 35.000 palomas. El conjunto se encuentra dentro de una finca agrícola, protegido por la Junta de Andalucía (2002) e inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como lugar de interés etnológico.

A todo este patrimonio natural hay que unirle el pinar que se extiende paralelo al cordón dunar y que parte desde el mismo casco urbano hasta el enclave turístico de Urbasur y por donde discurre los 2,5 kilómetros del Sendero del Camaleón. Galardonado con la distinción europea Sendero Azul, parte desde la Playa Central hasta la de Casita Azul. A lo largo del recorrido se puede observar una flora compuesta principalmente por retama blanca y pino piñonero, así como una avifauna diversa como rabilargo, mirlos o la abubilla. Asimismo, entre los mamíferos, está el erizo, conejo o ratón de campo, destacando entre los reptiles la lagartija colirroja, la culebra bastarda y el camaleón común (Chamaeleo Chamaeleon), único saurio en Andalucía y presente en esta franja del litoral.

Todos estos parajes pueden ser visitados de forma independiente, previa información recabada en las Oficinas de Turismo del municipio o contratando los servicios de algunas empresas que últimamente han sido creadas para tal fin.

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