La Virgen del Mar con sus hijos los punteros

Un año más, la Virgen chiquitita y preciosa que trajo D. Manuel Gómez Orta para la Punta del Caimán, desparrama su aroma de sol y sal en una tarde que su mar la abraza y la mece para dejarla tras su largo paseo por la ría y el mar, mismo a la orilla de esa Punta, donde sus jóvenes hijos se multiplican y se echan materialmente al agua para bajarla del pequeño barquito, que haciendo de puente ha trasbordado a la Señora, desde la embarcación que este año tuvo el honor de llevarla por las aguas, y que ha sido el “Abuela Mariana”.

Es absolutamente imposible calcular las personas que se acercan cada año para presenciar ese momento en que la Virgen es bajada del barco que la llevó en procesión marítima hacia el mar en un paseo único donde desde la lejanía podía distinguirse la figura de la Señora. Pero sí podemos calcular que fueron varios centenares de hombres, mujeres y niños, los que abarrotaron el precioso paseo marítimo que corona el faro.

A las 4 de la tarde iniciaba su caminar a hombros de las mujeres punteras, desde su parroquia para pasar por la Gran Vía en dirección al puerto, hacia la Lonja, donde, como es tradición, pasa a los hombros y brazos de los jóvenes que ya la depositan con toda devoción y cariño en el barco que la ha de llevar hacia la mar. 

La tradición que no es otra cosa que ese recado que vamos legando a los que nos siguen, y que a su vez, nosotros lo hemos recogido de otros, se ha  ido convirtiendo en costumbre, hasta llegar a transformarse en un algo que no podemos eludir, al punto de importancia que se nos hace imprescindible  cumplir, cuando llega esa fecha que el calendario ha fijado de manera inexorable. Cada año, llegado el mes de Agosto surge esa festividad en el que la Virgen del Mar copa la atención de quienes la veneran, y se convierte en fiesta grande. La Punta así lo ha asumido y brinda con su veneración el reconocimiento de una fe. En este caso una pequeña llama de fe comenzó a expandirse en torno a la Virgen del Mar, del mismo nombre que la Patrona de Almería. De donde han procedido muchos habitantes marineros que se expandieron por estos lugares mojados por la mar; llamados levantiscos por su procedencia del levante.

La procesión que después recorrería todas las calles de la barriada, parando casa por casa, se recogía en avanzadas horas de la mañana.

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