Las lluvias respetaron las fiestas del Rosario, pero…

Sí, las lluvias respetaron las fiestas de nuestra Patrona. Y sin embargo, el día 9, jueves, aunque ya el lector lo conoce por la crónica de Begoña Flores, el cielo entoldado dejó paso a una gran torrentera de agua que parecía no tener fin. Los equipos de auxilio del Ayuntamiento, como bomberos y demás elementos de protección civil, se pusieron de inmediato a tratar de aliviar los perjuicios que la lluvia había provocado.

De todos modos el agua ha traído un alivio para limpiar las calles, llevando el líquido elemento hacia las madronas, arrastrando  con ella la basura que contenían y que al mismo tiempo provocaban un insoportable hedor, que pasando del umbral de le casa, penetraba hacia su interior.

Bienvenida pues la bendita lluvia de otoño. Época que se lleva las hojas secas, como lágrimas doradas de los árboles, pero que al tiempo ya va trayendo a la tierra lo que ésta necesita para germinar la semilla que el campesino esparció tras el arado hendido en su vientre y empapando la tierra hasta llegar a las raíces de los árboles.

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