“Los girasoles”

Llegada esta época del año, los campos nos ofrecen el color amarillo de las flores conocidas como “girasoles”.  Inmensos mantos de estas flores se desparraman por nuestras campiñas, componiendo una sinfonía inabarcable, y de una belleza imposible de definir.

El campo parece que habla; junto a la hierba verde, que siempre nos habla de vida inminente o de preñez en su último momento de gestación, de pronto surgen estas virtuosas del paisaje. Y parece que todo lo demás sobra; porque nuestra mirada queda atrapada, subyugada ante un espectáculo insólito. ¿Qué pincel la dibujó?, se nos ocurre pensar. En qué paleta el autor de semejante obra tomó el color para inundar de amarillo los pétalos de esa rosa plana que nos deslumbra al encuentro con el astro rey.

Sí nos gustaría poder arrastrar las sílabas y palabras  del mejor de los sonetos, para decir  a esa obra magna lo que a los sentidos hace vibrar; como vibran las teclas de un piano que dejan sonar las melodías cuando el martillo de fieltro  golpea sus cuerdas que resuenan en su panza de madera.

Los “girasoles” de Vincent Van Gogh, fue una de sus obras maestras del impresionismo. Las llevó a sus lienzos en varios diseños. El autor quiso y llevó a su lienzo lo que vieron sus ojos. Hoy tenemos que conformarnos con atrapar en nuestra cámara fotográfica ese prodigio de la naturaleza. Tampoco queremos más. Indudablemente la belleza, no tiene otra definición que ella misma. Damos gracias al Creador por estos regalos que cada día nos ofrece para nuestro deleite.

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